Suiza implementa en el noroeste de Pakistán un proyecto para proteger a la población de los deslizamientos de tierra. Los lugareños reforestan las laderas pronunciadas y construyen estructuras de protección. En colaboración con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), Suiza reacciona con este proyecto a un desastre natural cuyas consecuencias siguen afectando la vida de los habitantes del valle Chail.
Inundación del siglo en 2010
Grandes áreas de Pakistán, incluido el distrito de Swat, se vieron gravemente afectadas por las lluvias del siglo en 2010. Los peores efectos de las inundaciones se produjeron en los valles de montaña de dicho distrito, así como en el valle Chail. Antes del desastre, sus habitantes ya vivían allí bajo condiciones muy duras. En el valle Chail, las grandes trombas de agua no solo causaron inundaciones, sino también flujos de lodo y deslizamientos de tierra que destruyeron casas, escuelas y tierras valiosas. El temporal causó más pobreza e inseguridad alimentaria para la población.
Bajo la dirección del equipo del proyecto, los aldeanos han construido muros de piedra, diques y barreras en los torrentes para estabilizar las pendientes y disminuir los riesgos naturales.
Estas infraestructuras protegen tierras agrícolas, canales de riego, pastos, carreteras hacia el mercado, puentes y molinos de agua, que son importantes para la subsistencia de la gente. Hasta ahora se han construido 50.000 estructuras de contención en torrentes y laderas con unos 30.000 m³ de material.
El salario permite a la gente comprar alimentos en los mercados locales. De esta forma, Suiza ayuda al gobierno paquistaní a reducir los riesgos de catástrofes y, además, contribuye junto con el Programa Mundial de Alimentos a disminuir la inseguridad alimentaria en el valle Chail. Alrededor de 4500 hogares se benefician de estas medidas.
Reforestación para estabilizar las construcciones
Junto a las medidas constructivas también se implementan otras propias de la bioingeniería del suelo. En los últimos tres años se han sembrado 200.000 plantas nuevas: árboles frutales y nogales autóctonos, así como arbustos de raíces profundas para la producción de leña. La vegetación estabiliza las construcciones de piedra y el suelo, evitando así la erosión y reduciendo el peligro de deslizamientos de tierra. Estas medidas en el ámbito de la construcción y vegetal ya han demostrado su eficacia en la temporada del monzón el año pasado.
Las mujeres suelen encargarse de los viveros y la venta de las plantas. Tienen además la posibilidad de sembrar plantones en su propio jardín y reciben una formación específica para realizar estos trabajos. Al mismo tiempo, se fomenta la conciencia sobre los riesgos naturales y se aprovecha para hablar sobre otros temas importantes como la higiene y la salud.
Reducir los riesgos en la vida cotidiana
Además de la dimensión constructiva, el proyecto integra también la vertiente de transferencia de conocimientos en el ámbito de la reducción de riesgos. Hasta la fecha se ha formado a 1500 hombres y 850 mujeres en la gestión del riesgo de catástrofes.
Estos programas formativos influyen asimismo en la vida cotidiana de la gente sobre el terreno. Así, por ejemplo, las cabras antes eran un gran problema, pues se comían los brotes antes de que estos pudieran convertirse en árboles y estabilizar el suelo. Gracias a la concienciación, ahora ya es raro ver las cabras pastando sueltas.
Con expertos locales hacia el futuro
Una contraparte importante de Suiza es el gobierno paquistaní, quien gracias al éxito del proyecto, lo apoya cada vez más. En colaboración con la Autoridad Provincial de Gestión de Desastres (PDMA, por sus siglas en inglés), ahora el objetivo es implementar esta experiencia del valle Chail, que combina trabajo remunerado y reducción de riesgos de catástrofe, en otros valles de la región de Swat.