La cuarta lengua nacional de Suiza sigue siendo un misterio para el resto del mundo. Hablado casi exclusivamente en el cantón de los Grisones, el romanche es sin embargo parte integral de la identidad suiza y tiene estatus de lengua nacional oficial. Hoy en día, este patrimonio cultural está en peligro. Su uso está en declive, pero se están tomando medidas para revitalizarlo.
¡Allegra! Una mirada al Romanche, el cuarto idioma de Suiza
El idioma principal para menos del 1% de la población
Según un estudio de la Oficina Federal de Estadística (fr) de 2021 el 0,5% de los suizos mencionaba el romanche como una de sus lenguas principales, frente al 1,1% en 1910. En otras palabras, la proporción de personas que hablan romanche se ha reducido a la mitad en el último siglo. No obstante, el romanche sigue siendo muy hablado en dos zonas de los Grisones: el valle del Surselva y la Baja Engadina. Los hablantes de romanche son únicos en el sentido de que todos son bilingües y hablan también otra lengua nacional. De hecho, los Grisones son el único cantón suizo con tres lenguas oficiales: alemán, romanche e italiano.
¿De dónde proviene el romanche?
Se trata de una lengua romance, como el italiano, el francés y el catalán. En el año 15 a.C., los romanos conquistaron la provincia de Rhaetia, que incluía el actual territorio de los Grisones. El “rumantsch” es un legado de la lengua vernácula hablada por soldados y colonos, y recibió influencias de la lengua utilizada por los locales. Hasta el siglo XV, era hablado por la mayor parte de los habitantes de los Grisones. Tras el incendio de la ciudad de Chur en 1464, empezó a germanizarse bajo la influencia de los obreros germanófonos que participaron en la reconstrucción de la ciudad y la comunidad romanche perdió su centro lingüístico y cultural.
Romanche: un estándar, numerosas variedades dialectales
Al igual que el suizo alemán, la cuarta lengua nacional del país no es un idioma unificado, pero los hablantes de las distintas variedades (o “modismos”), cada una de ellas dividida en varios dialectos, son capaces de entenderse entre sí. La mayoría de los lingüistas dividen el romanche en cinco variedades, mayoritariamente habladas: Sursilvan, Sutsilvan, Surmiran, Puter y Vallader. Todas ellas existen en forma hablada y escrita, tienen una tradición literaria que se remonta 400 años atrás y cuentan con su propia gramática y diccionarios. Esta diversidad se debe a la fragmentación de las comunidades en una región famosa por sus 150 valles.
Esta diversidad fue un problema cuando el romanche se convirtió en lengua oficial. Para poder utilizarlo en la administración pública fue necesario un estándar escrito común. Esto llevó a la creación del "Rumantsch Grischun" en 1982, a cargo del profesor Heinrich Schmid.
Conseguir el reconocimiento como lengua oficial
En el siglo XIX, el cantón de los Grisones animó a los romanófonos a aprender alemán. Esta iniciativa no fue del agrado de los interesados: la gente se manifestó en defensa de su lengua, y en 1919 se fundó la Lia Rumantscha (fr), la organización paraguas para la preservación y promoción del romanche.
Tras una larga lucha, el romanche se convirtió en la cuarta lengua nacional suiza en 1938. Fue entonces cuando el pueblo suizo aprobó este estatus, con una mayoría del 91,6%. En 1996 se convirtió en lengua oficial, lo que incluye el derecho de los romanófonos a utilizarla en asuntos administrativos. Sin embargo, su uso sigue siendo limitado, y los textos oficiales no siempre se traducen.
El romanche, ¡una lengua viva!
El romanche sigue siendo hablado por unas 60.000 personas y cuenta con su propio medio de comunicación de servicio público, Radiotelevisiun Svizra Rumantscha, que se emite en canales suizo alemanes y está disponible en Internet.
La Lia Rumantscha, entidad que promueve esta lengua y que está financiada en gran parte por la Confederación Helvética y el cantón de los Grisones, coordina una serie de iniciativas. Entre ellas figuran clases de romanche para inmigrantes de habla portuguesa, con el fin de ayudarles a asimilarse en los Grisones y fomentar el uso de esta lengua. En 2006 se tradujo Microsoft Office, lo que permite a los hablantes de romanche redactar textos con la ayuda del corrector ortográfico basado en el Rumantsch Grischun. Escritores, cantantes y raperos también producen obras en su dialecto. Y en el ámbito educativo, cada municipio de los Grisones es libre de elegir su lengua oficial y la lengua de enseñanza. Por ello, algunas escuelas imparten a sus alumnos un plan de estudios bilingüe.
Raíces remotas
No sólo dentro de los Grisones se juega el futuro de esta lengua. Un gran número de hablantes de romanche abandonan su cantón de origen por sus estudios o por motivos profesionales. Actualmente, casi el 40% vive fuera del cantón. Su diáspora es especialmente densa en Zúrich, la ciudad universitaria más cercana. Allí viven unos mil romanófonos.
Esto plantea una cuestión crucial: ¿preservarán estos “emigrantes” su lengua materna o la dejarán atrás en su nueva vida? Muchos están apegados a su cultura, y se están poniendo en marcha nuevas iniciativas, como la creación de guarderías romanófonas en Zúrich y la organización de clases para niños por la asociación Quarta Lingua en Zúrich y Basilea. Este enfoque allana el camino para que la lengua se transmita a las nuevas generaciones, garantizando así su supervivencia.