Patrimonio mundial de la UNESCO

La Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO protege recursos naturales y bienes culturales de alto valor y excepcional importancia para la humanidad. En la actualidad existen en Suiza trece parajes protegidos como bienes del patrimonio mundial de la UNESCO: nueve de ellos se incluyen por su relevancia cultural y cuatro, por su belleza paisajística.

Vista a los viñedos de Lavaux a orillas del lago Leman
Las estrechas terrazas vinícolas sostenidas por albarradas en Lavaux, cantón de Vaud, se levantaron en el siglo XI. Constituyen un ejemplo extraordinario para el uso óptimo de los recursos locales. © www.diapo.ch / Régis Colombo

El objetivo de la UNESCO consiste en conservar el patrimonio cultural y natural de importancia universal. Para ello administra desde el año 1978 una lista, en la que figuran ya más de 1.100 sitios de todo el mundo. Trece de estos parajes se encuentran en territorio suizo, de los cuales nueve son patrimonio cultural mundial (monumentos, paisajes urbanos y vestigios de los inicios de la industrialización), mientras que los cuatro restantes forman parte del patrimonio natural de la humanidad.

Los tres primeros sitios suizos incorporados a la lista de la UNESCO en 1983 fueron el distrito capitular de San Galo, con su catedral barroca y su biblioteca del siglo XII con 170.000 libros, el casco antiguo de Berna, con su arquitectura medieval, y el monasterio de benedictinas de San Juan en Mustér (cantón de los Grisones), que alberga el ciclo de pinturas murales más importante de Suiza.

En el año 2000 se incluyeron los tres majestuosos castillos medievales de Bellinzona (cantón del Tesino) con sus fortificaciones y la muralla de la ciudad. Un año más tarde se incorporó la región de Jungfrau-Aletsch (cantones de Berna y Valais) por ser el área más extensa de glaciares interconectados de los Alpes.

En 2003 se incorporó al patrimonio natural el monte de San Giorgio (cantón del Tesino) por su forma piramidal y sus fósiles con una antigüedad de entre 250 y 300 millones de años. En 2007 se añadieron al registro las terrazas vinícolas de Lavaux (cantón de Vaud) con una superficie de 30 kilómetros cuadrados por ser un modelo de interacción exitosa entre el hombre y el medio ambiente.

En 2008 se incorporaron al patrimonio mundial las líneas férreas de Albula y Bernina de los Ferrocarriles Réticos por su valor como obra maestra de la ingeniería ferroviaria al incluir viaductos y túneles helicoidales en un escabroso paisaje montañoso. En el mismo año también se reconoció como patrimonio mundial el sitio tectónico del Sardona (cantones de los Grisones, de San Galo y Glaris) con una elevación orográfica que abarca 32.000 hectáreas y que se formó como consecuencia de la colisión de la placa continental africana con la euroasiática. Y al año siguiente se sumó a la lista la ciudad relojera de La-Chaux-de-Fonds, que como testigo de la historia industrial de fines del siglo XVIII ilustra muy bien el estrecho vínculo de su paisaje urbano con la tradición local de la relojería.

En 2011 se incorporaron 56 lugares con restos palafíticos del período de entre 5000 y 500 años antes de Cristo. Están ubicados en orillas lacustres, riberas fluviales o en humedales.

Los dos patrimonios suizos de la humanidad más recientes se encuentran en distintos lugares y países. En 2016 se incorporaron al acervo del patrimonio mundial las obras del arquitecto suizo Le Corbusier. Fueron reconocidas por su contribución a la modernidad y están ubicadas en siete países y tres continentes. Finalmente, se añadieron en 2021 también dos reservas forestales suizas al patrimonio mundial de los hayales antiguos y vírgenes de los Cárpatos y de otras regiones europeas.