El desempleo juvenil sigue siendo uno de los mayores problemas que afronta Túnez. En las provincias más desfavorecidas, así como entre las mujeres y los jóvenes titulados, la tasa de paro supera el 30%.
Por un lado, hay algunos sectores de la economía que no proporcionan suficientes puestos de trabajo. Por otro lado, hay un sector privado que requiere más mano de obra cualificada de lo que el sistema nacional de formación puede proporcionar. En consecuencia, hay aproximadamente 150 000 puestos de trabajo sin cubrir.
Reducir la tasa de desempleo
El programa de la COSUDE “Formación e integración profesionales en Túnez”, que la fundación Swisscontact ha puesto en marcha bajo los auspicios del Ministerio de Formación Profesional y de Empleo de Túnez (MFPE, por sus siglas en francés), se suma a otras iniciativas suizas paralelas destinadas a promover la creación de empleo en el país norteafricano. Tiene tres objetivos prioritarios:
- reducir la tasa de desempleo gracias a una mejora de la empleabilidad de los jóvenes titulados,
- mejorar la imagen de la formación profesional en Túnez, y
- adaptar los programas de formación a las demandas del mercado de trabajo.
Una pedagogía mejorada y ofertas de especialización
Los jóvenes tunecinos tienen a su disposición varias ofertas de perfeccionamiento y de inserción laboral. Algunos de ellos reciben formaciones técnicas centradas en la práctica que se imparten en los centros de formación existentes. En esos casos, el programa se esmera en mejorar la calidad de la formación que ofrecen esos centros: más de 90 formadores de empresa han recibido formación en métodos pedagógicos innovadores.
Hasta 2017 se ha proporcionado formación de forma puntual a 1.586 tunecinos (el 60% de ellos mujeres) de las regiones más desfavorecidas del país para iniciar actividades de alto valor añadido o ampliar sus capacidades para llevarlas a cabo. La cría de codornices, la poda de la vid o la gestión de proyectos agrícolas son algunas de las especialidades que han empezado a enseñarse a raíz de solicitudes específicas. Por otra parte, varios cursos de formación técnica han sido cocertificados en colaboración con las autoridades nacionales para así asegurar su arraigo en el sistema nacional de formación profesional.
De la teoría a la práctica
Las cinco empresas de formación creadas hasta la fecha en el marco del programa han contratado, hasta 2017, a 704 jóvenes titulados, de los cuales el 62% eran mujeres. Esas entidades tienen la particularidad de funcionar como empresas reales, aunque solo comercializan productos y servicios virtuales dentro de una red mundial de intercambios. La formación recibida trabajando durante tres meses proporciona a los jóvenes una experiencia profesional dentro de una empresa, lo que les permite consolidar los conocimientos prácticos de su profesión, así como ejercitar las aptitudes interpersonales y humanas necesarias en la vida profesional.
La tasa de inserción laboral de los antiguos empleados de las empresas de formación – del 85% – confirma el valor añadido de estos empleos temporales de formación, que además tienen un efecto positivo en la actitud de esos jóvenes. “Mi experiencia en una empresa de formación me hizo recuperar algunas cosas que había perdido, como la confianza en mí misma y mis aspiraciones profesionales”, cuenta Abir Allouch, quien tras su formación de empresa, fue contratada como grafista en una empresa de comunicación.