Fortalecer la resiliencia de las regiones de montaña ante el cambio climático

Una de cada ocho personas en el mundo vive en las montañas. Las regiones de montaña abastecen de agua potable a la mitad de la población mundial. Muchas especies de animales y plantas solo se encuentran allí. Pero estos ecosistemas vulnerables están gravemente amenazados por el cambio climático. El proyecto Adaptación en las Alturas, apoyado por la COSUDE, ayuda a cuatro regiones de montaña a evaluar datos científicos sobre los cambios climáticos, a desarrollar y replicar estrategias de adaptación adecuadas a los contextos locales, así como a hacer oír las necesidades específicas de estas regiones en los procesos de decisión política.

Los niveles necesarios de cooperación para la protección de las regiones de montaña son: conocimientos científicos, comunidad local y organizaciones internacionales.

Los niveles necesarios de cooperación para la protección de las regiones de montaña son: conocimientos científicos, comunidad local y organizaciones internacionales. © Zoinet; MatthewTenBruggen

Se trata de un problema que Suiza conoce muy bien: el permafrost empieza a descongelarse y los glaciares se derriten. Como consecuencia de ello, aumentan los riesgos naturales de inundaciones repentinas o deslizamientos de tierra, tal como ocurrió en 2017 en Bondo, en el montañoso este de Suiza. A pesar de que los habitantes de las regiones de montaña se ven afectados de forma desproporcionada por las consecuencias del cambio climático, a menudo se les ignora cuando se trata de estrategias climáticas o mecanismos de financiación. La falta de datos sobre el impacto exacto del cambio climático en este tipo de ecosistemas y una representación insuficiente de las voces de estas regiones en los procesos de decisión política explican este fenómeno.

Suiza, como país situado en el corazón de los Alpes con un excelente entorno de investigación, está bien posicionada para acompañar a las regiones de montaña en sus procesos de adaptación al cambio climático. Además, muchos de los países prioritarios de su estrategia de cooperación internacional se encuentran en zonas montañosas, por lo que conoce muy bien sus necesidades y sus desafíos específicos.

Cuatro regiones, un objetivo

En 2019, la COSUDE inició el proyecto transregional «Adaptación en las Alturas» en el que participan asociados locales, regionales y mundiales tanto a nivel de la ejecución como de la investigación. El proyecto apoya en cuatro regiones montañosas – en África Oriental, los Andes, el Cáucaso del Sur y el Hindu Kusch-Himalaya – el desarrollo de enfoques sistémicos para que la población y el medio ambiente sean más resistentes a los efectos negativos del cambio climático. Mediante un uso sostenible de los recursos naturales y la aplicación de medidas de prevención de catástrofes deberían ser más capaces de amortiguar los cambios climáticos.

Experiencias de otros proyectos relacionados con el clima muestran que las estrategias regionales de adaptación son especialmente eficaces, ya que dentro de una región los habitantes se enfrentan a retos similares y a menudo comparten recursos transfronterizos, como el agua o los pastos. Al mismo tiempo, el intercambio de conocimientos entre las distintas regiones de montaña permite compartir las dificultades y los modelos de éxito, aprender unos de otros y tener más peso en los procesos internacionales hablando con una sola voz. Los conocimientos especializados de las universidades suizas y el uso específico de tecnologías digitales – una prioridad de la Estrategia de Cooperación Internacional 2021-2024 – contribuyen de manera decisiva a medir con precisión y analizar científicamente los cambios climáticos. Para tener en cuenta estos diferentes puntos de conexión y niveles de acción, el proyecto se basa en cuatro componentes que se complementan entre sí.

Componente 1: Datos sólidos como requisito previo para una acción fundamentada

Un gráfico muestra las diversas influencias meteorológicas que afectan a una zona montañosa.
La resistencia de las zonas montañosas a las influencias meteorológicas depende de muchos factores. Los datos ayudan a reconocer mejor esos factores. © Zoinet

Dado que el cambio climático se manifiesta de forma diferente en los distintos ecosistemas, las estrategias de adaptación también deben estar en consonancia con las condiciones locales. Por lo tanto, es importante colmar las lagunas existentes en los conocimientos sobre el cambio climático en las regiones montañosas con datos sólidos. La Iniciativa de Investigación sobre la Montaña (MRI, por sus siglas en inglés), una red científica de investigadores de la que también forma parte la Universidad de Berna, participa en este empeño. A través de un portal, pone a disposición de las cuatro regiones del proyecto los datos de seguimiento de las estaciones de medición para su uso.

Los datos y conclusiones se han incluido posteriormente en publicaciones revisadas por científicos, han servido de base de debate para los expertos académicos y las personas que trabajan sobre el terreno en talleres regionales, y se han incorporado al trabajo de organizaciones internacionales como la Organización Meteorológica Mundial.

Componente 2: Fortalecimiento del diálogo entre ciencia, práctica y política

En los talleres se crean mapas en los que se registran las posibles  medidas e infraestructuras de las distintas regiones.
El intercambio de experiencias y buenas prácticas acaba dando lugar a ideas concretas y herramientas de planificación. © Zoinet

Para que puedan desarrollarse y aplicarse estrategias sistémicas de adaptación, se requieren unas condiciones marco adecuadas. Es especialmente importante que en los procesos de planificación se escuchen las necesidades de la población de las regiones montañosas. Hasta la fecha, a menudo no ha sido así, ya que sus representantes tienen dificultades para acceder a las esferas donde se toman las decisiones políticas debido a su ubicación remota y a factores socioeconómicos como la pobreza.

En el contexto del proyecto, se han establecido o consolidado canales de intercambio con los políticos a escala nacional y regional. Esto ha permitido integrar puntos relevantes para las regiones de montaña en los planes nacionales de acción. En 2022, más de sesenta representantes (incluidos numerosos miembros de ministerios de Medio Ambiente) de seis regiones montañosas se reunieron en Viena en el marco de un taller. El intercambio de experiencias dio lugar a un aprendizaje conjunto sobre mecanismos de cooperación regional, estrategias de adaptación y cooperación entre ciencia, práctica y política.

Componente 3: Difusión de estrategias de adaptación probadas científicamente

Cuatro hombres construyen una presa de madera sencilla pero resistente en la ladera de una montaña.
Los directamente afectados suelen conocer estrategias de adaptación sencillas y eficaces. Una base de datos mundial pone estos conocimientos al alcance de todos. © Zoinet

Las personas que, por ejemplo, trabajan en la agricultura y, por lo tanto, experimentan los efectos del cambio climático a diario suelen tener amplios conocimientos prácticos sobre cómo pueden adaptarse al tiempo y al clima. Analizando científicamente y compartiendo estos conocimientos recopilados, otras personas y regiones también pueden beneficiarse de ellos.

A tal efecto, en colaboración con la Universidad de Ginebra, se ha creado una base mundial de datos, el «Portal de Soluciones». En este portal, se registran y prueban científicamente las estrategias de adaptación que podrían aplicarse eficazmente en otros contextos. La plataforma cuenta ya con más de 100 entradas. En algunas regiones, por ejemplo en los Andes desde 2022, también se han establecido las primeras comunidades de práctica con el apoyo de organizaciones internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). En estas comunidades, diversos actores de las regiones de montaña comparten enfoques y desafíos, y aprenden unos de otros.

Componente 4: Inclusión de las necesidades de las regiones de montaña en los foros mundiales sobre el clima

Altos funcionarios de la ONU celebran la adopción del 6º Informe sobre el Cambio Climático 2023.
Las necesidades de las regiones de montaña reciben comparativamente escasa atención internacional. El Plan de Acción 2023-2027 de la ONU pretende cambiar esta situación. © Zoinet

Las grandes apuestas de la política climática se establecen en las negociaciones de la ONU sobre el clima, basándose, entre otras cosas, en los análisis científicos del muy influyente Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Hasta ahora, las necesidades específicas de las regiones montañosas no han recibido en el diálogo internacional la atención que merecen por su importancia para el suministro mundial de agua potable y la biodiversidad.

Los datos de gran solidez recogidos en el marco del proyecto han contribuido a hacer visibles estos «puntos ciegos» del discurso climático. Por ejemplo, por primera vez en casi treinta años, el IPCC dedicó en su 6º Informe un lugar destacado a la vulnerabilidad de las regiones montañosas al cambio climático y sus estrategias específicas de adaptación. El proyecto también ha contribuido a que la Asamblea General de la ONU declarara 2025 como el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares y proclamara el período 2023-2027 Quinquenio de Acción para el Desarrollo de las Regiones de Montaña.

Prioridades futuras del proyecto

Una evaluación externa1 realizada en 2023 confirmó que los cuatro componentes del proyecto Adaptación en las Alturas interactúan de forma coherente. Existen iniciativas eficaces y visibles a escala internacional para aumentar la resiliencia de las regiones de montaña ante el cambio climático. Un factor decisivo para el éxito del proyecto es el amplio patrocinio a nivel local, regional e internacional. Dado que, ante la aceleración del cambio climático, el proyecto es más relevante que nunca, se proseguirá en el marco de la nueva Estrategia de Cooperación Internacional 2025-2028. La segunda fase (2024-2027) se centrará en los siguientes puntos:

  • Consolidación de las estructuras establecidas para el intercambio, por ejemplo en el marco de las comunidades de práctica.
  • Investigación científica de la eficacia de las estrategias de adaptación y análisis de cómo pueden aplicarse de forma más sistemática en la práctica a largo plazo.
  • Búsqueda de soluciones de financiación a largo plazo (según el contexto, a través de instrumentos regionales, organizaciones internacionales o fondos climáticos) para que el proyecto siga teniendo una base financiera sólida una vez finalice el apoyo de la COSUDE.

Vídeo «Adaptation at Altitude - Taking Action in the Mountains» (Zoï Environment Network, 2024, en inglés)

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