Diez años de compromiso por la causa humanitaria

Conflictos armados. Guerras. Catástrofes naturales. Millones de personas necesitan ayuda humanitaria en todo el mundo. El CICR, con sede en Ginebra, es una de las principales institucíones a nivel mundial que envía misiones humanitarias a regiones afectadas por crisis y conflictos y contribuye a paliar situación de emergencia de miles de personas.

Más de 20 000 personas trabajan para el CICR en todo el mundo, entre ellos también Peter Maurer. Como presidente del CICR, el antiguo diplomático suizo marcó la organización como ningún otro. El número de personas que requieren ayuda humanitaria y protección ha aumentado notablemente en los últimos años. El CICR ha reaccionado adaptando sus estructuras y expandiendo sus actividades operativas. Bajo la dirección de Peter Maurer se duplicó incluso el presupuesto del CICR y, con ello, los recursos para ayudar a personas necesitadas. Durante su mandato trabajó en el refuerzo de la diplomacia humanitaria, así como en la observancia e implementación del derecho internacional humanitario y en el desarrollo de partenariados. Su presidencia estuvo marcada por numerosos conflictos armados de gran envergadura, como los de Siria, Yemen, Afganistán, o actualmente en Ucrania. Pero ahora ha llegado el final para él; tras diez años, Peter Maurer deja la presidencia del CICR a finales de septiembre. El presidente de la Confederación Ignazio Cassis muestra su agradecimiento al presidente en los medios sociales por su humanidad y su infatigable entrega durante tantos años.

La Agencia para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) también considera el CICR una importante organización asociada. Suiza, como tercer mayor donante, apoya la organización mediante contribuciones básicas anuales dedicadas a la sede principal en Ginebra y aportaciones para regiones donde se llevan a cabo operaciones. Un tercio del presupuesto humanitario de Suiza se destina al CICR.

Esto contribuyede reforzar el derecho internacional humanitario y la protección de la población civil.

Suiza necesita socios eficientes y de confianza sobre el terreno. Especialmente contextos como el de Afganistán o el de Ucrania han mostrado recientemente la importancia de la cooperación local con la CICR y las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en situaciones de necesidad. Gracias a su extensa tradición como actor neutral e independiente, el CICR tiene a menudo acceso a zonas a las que otras organizaciones han dejado de tenerlo. «El CICR es nuestro principal socio en la Ayuda Humanitaria, especialmente sobre el terreno en las zonas de conflicto donde otros actores no suelen tener acceso. Sé, por experiencia propia, la importancia que tiene el CICR para ofrecer protección y ayuda a las personas afectadas por la guerra y la necesidad», subraya Patricia Danzi, directora de la COSUDE y antigua directora regional del CICR para África.

El mundo va cambiando y con él también el trabajo de la Cruz Roja. Nuestros actuales desafíos ya apenas son comparables a las crisis y conflictos de hace 150 años. Incluso aunque la función básica sigue siendo la misma, la organización se va adaptando a su entorno. Entre los nuevos retos que van ganando importancia se encuentran temas de gran actualidad como, por ejemplo, la digitalización. Así pues, Suiza apoya al CICR en sus esfuerzos por reforzar la protección de datos personales para evitar que estos caigan en manos de terceros y se pueda hacer mal uso de ellos. Al fin y al cabo, muchas vidas humanas dependen de ello en el momento en que se guardan informaciones sobre personas vulnerables en bancos de datos sensibles de alojamientos de emergencia o listas de desaparecidos. En los últimos años la organización se ha puesto a la vanguardia entre las organizaciones humanitarias en el ámbito de la ciberseguridad.

Asimismo, el cambio climático y la protección del medio ambiente son temas que no pueden ser ignorados por el sector humanitario. Por este motivo, el CICR, bajo la dirección de Peter Maurer, fundó un Fondo para el Clima y el Medio Ambiente con el fin de fomentar las medidas de protección climática en sus actuaciones y programas. Entre ellas destacan la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, así como una mayor consideración de los riesgos medioambientales. Suiza, como antiguo país asociado, apoya esta iniciativa, así como la Carta sobre el Medio Ambiente redactada conjuntamente en 2021 por el CICR y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC). El fin es la observancia de las medidas medioambientales en las misiones humanitarias. Suiza fue el primer Estado en firmar esta Carta en calidad de “supporter” y quiere seguir promoviendo los esfuerzos destinados a aunar la ayuda humanitaria y la protección medioambiental.

Suiza y el CICR comparten desde siempre numerosos valores, objetivos y, no en último lugar, incluso una historia en común. Fundado en 1863 por el suizo Henry Dunant, el CICR aboga, a nivel internacional, por la protección de la población civil y la observancia del derecho internacional humanitario en conflictos armados.  Ya sea el cuidado de heridos, las visitas a prisioneros de guerra o la búsqueda de desaparecidos, las funciones de la Cruz Roja son muy diversas, además de esenciales para la supervivencia de personas que están expuestas a la guerra y a sus consecuencias

El mandato de la organización se fundamenta en los Convenios de Ginebra de 1949, con los que los Estados contratantes se comprometieron a respetar el derecho internacional humanitario en relación con los prisioneros de guerra y la población civil. Dos Protocolos Adicionales de 1977 complementan los convenios. Gracias a estos convenios y a la posición neutral e imparcial del CICR puede el comité establecer y mantener el diálogo con todas las partes relacionadas en el conflicto, así como negociar el acceso humanitario e instar a la observancia del derecho internacional humanitario.

Mirjana Spoljaric se convertirá el 1 de octubre de 2022 en la sucesora de Peter Maurer a la cabeza del CICR, siendo esta la primera vez, en sus más de 150 años de historia, que la institucíon será dirigido por una mujer. Spoljaric Egger, que también trabajó en el pasado para el servicio diplomático suizo, aporta valiosas experiencias en la cooperación internacional y multilateral. Recientemente fue secretaria general adjunta y administradora adjunta en Nueva York, en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y directora de la Oficina Regional para Europa y la Comunidad de Estados Independientes.