Oro verde: el sustento de Mongolia

Los protagonistas de esta historia son familias nómadas originarias de Mongolia, un país 38 veces más grande que Suiza y cuya superficie está cubierta en un 70% por pastizales. A fin de proteger este oro verde, la COSUDE, junto con estas familias y otros actores, ha llevado a cabo durante diecisiete años el proyecto “Green Gold and Animal Health”. La sostenibilidad y las soluciones digitales son los aspectos clave de este proyecto.

Vista de praderas y montañas en Mongolia.

Más de 92 000 familias nómadas de todo el país se han comprometido contractualmente a establecer una gestión sostenible de los pastizales. © COSUDE, 2021

Nómadas responsables, códigos QR, una banda de rock mongola y pelotas de fútbol: para entender qué tiene que ver todo esto con la labor de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) en Mongolia, hay que remontarse al año 2004 y situarse en los pastizales del país. 

Pastos verdes en vez de desiertos

Para los nómadas, la existencia de pastizales intactos, también llamados oro verde, constituye el principal medio de subsistencia. Al mismo tiempo, el nomadismo y el pastoreo tienen en Mongolia una gran importancia cultural, social y económica.

En general, en las últimas décadas, el ganado, sobre todo caprino, ha aumentado de forma significativa debido, entre otras cosas, a la creciente demanda de lana de cachemir. Si bien ello reporta beneficios económicos a corto plazo, también conlleva un uso intensivo –en gran parte una sobrexplotación– de los pastizales que reduce la biodiversidad y amenaza en convertir el país en un desierto, un problema que se ve agravado por el cambio climático. En respuesta a esta situación, en 2004, la COSUDE, en estrecha colaboración con las familias nómadas, las autoridades mongolas y otras contrapartes, inició el proyecto “Green Gold and Animal Health”. El objetivo era utilizar los pastizales de manera responsable, promover la salud de los animales y así crear perspectivas económicas sostenibles que sean a la vez respetuosas con el medio ambiente.

Gracias a estos esfuerzos, en un período de quince años, se pudieron recuperar más de veinte millones de hectáreas de tierras baldías, lo cual corresponde a casi cinco veces la superficie de Suiza. Además de ser beneficioso para Mongolia, ya que a largo plazo permite un uso agrícola de los pastizales, es un proyecto con el que Suiza ha contribuido a mitigar la creciente desertificación. 

Gestión de los pastizales: participación de 92 000 familias nómadas

Dos mujeres realizan mediciones en un campo.
Gracias al proyecto, en un período de quince años, se pudieron recuperar más de veinte millones de hectáreas de tierras baldías. © COSUDE, 2021

El proyecto ha llevado a que las familias nómadas de una misma zona gestionen las tierras con cuidado y de forma colectiva. “Los nómadas llegan a un acuerdo con el gobierno local para mantener los pastos en buenas condiciones. Tradicionalmente, dividen las tierras en varias zonas ecológicas. Con la ayuda de varias herramientas, definen periódicamente qué zonas se destinan al pastoreo y qué zonas deben ponerse en barbecho”, explica Enkh-Amgalan Tseelei, la antigua responsable del proyecto “Green Gold”.

Un indicador importante del estado de los pastizales es, por ejemplo, la cantidad y el tipo de plantas. Los nómadas pueden determinar el estado de los pastos mediante un catálogo de plantas. Si un pastizal tiene una gran diversidad de plantas y además es el hábitat de plantas que solo crecen en praderas sanas, entonces se destina al pastoreo. Si, en cambio, la biodiversidad está muy reducida, de momento se deja en barbecho. “En total, más de 92 000 familias nómadas de todo el país se han comprometido contractualmente a una gestión sostenible de los pastizales y, por lo tanto, están realizando una contribución esencial a la preservación de este importante ecosistema”, afirma Enkh-Amgalan Tseelei. Ahora deben entrar en escena los otros actores de esta historia.

Solución digital para una ganadería sostenible

Un hombre chuta un balón de fútbol con la estepa mongola como telón de fondo.
Esta pelota de fútbol de cuero de yak ha sido fabricada por una pequeña empresa de Mongolia. © COSUDE, 2021

Otro éxito del proyecto es la introducción de un sistema digital de seguimiento de los productos animales. A pesar de la importancia del sector ganadero, Mongolia exporta relativamente poca carne y otros productos de origen animal. Esto se debe, en parte, a la falta de información en términos de higiene y seguridad de los alimentos. Ahora, los veterinarios efectúan controles periódicos de la salud de los animales y la calidad de los productos derivados. La información al respecto se registra en una base de datos nacional y también es accesible para los consumidores.

Según Enkh-Amgalan Tseelei, el modelo de desarrollo sostenible debe adaptarse a cada contexto. Para ella está claro: “En el caso de Mongolia, si no aseguramos el desarrollo sostenible en todos los ámbitos –ecológico, económico y social–, no podemos avanzar”. El proyecto ha realizado una importante contribución apoyando, en todo el país, el establecimiento de 73 cooperativas de nómadas que fabrican y venden productos bajo su propia marca “Responsible Nomads”, en español “Nómadas responsables”. Con esta marca los nómadas se comprometen a que sus productos procedan de una ganadería sostenible y respetuosa del medio ambiente. 

“Nómadas responsables”

Para cada producto se recaban datos según un total de veinte indicadores. Estos pueden ser consultados por los consumidores mediante un código QR asignado a cada producto. Los nómadas responden así a la tendencia al alza de los consumidores que quieren conocer la procedencia de los productos y saber que han sido producidos en condiciones sostenibles. Es un concepto que parece funcionar. La marca “Nómadas responsables” llamó la atención de la banda de rock mongola “The Hu”, mundialmente conocida, y ahora produce todos sus artículos promocionales de cuero de conformidad con las normas establecidas. La marca explora también vías innovadoras. En Mongolia, tradicionalmente, los yaks se utilizan como animales de carga. Su lana y su cuero se consideran de bajo valor y apenas se usan. El proyecto ha desarrollado un peine especial destinado a obtener una lana de yak de buena calidad y fabricar con ella diversos productos. Y una empresa emergente, recientemente establecida en la capital Ulaanbaatar, fabrica artesanalmente pelotas de fútbol de cuero de yak.

El proyecto "Green Gold" ha llegado a su fin, pero ha dejado huellas duraderas y creativas.

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